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Las ranas pidiendo un rey y el Uróboros


Introducción:


I.- El Uróboros


El uróboros (también ouroboros o uroboros) (del griego ουροβóρος [ὄφις], '[serpiente] que se come la cola', a su vez de οὐρά, 'cola', y βόρος, 'que come') es un símbolo que muestra a un animal serpentiforme que engulle su propia cola y que conforma, con su cuerpo, una forma circular. El uróboros simboliza el ciclo eterno de las cosas, también el esfuerzo eterno, la lucha eterna o bien el esfuerzo inútil, ya que el ciclo vuelve a comenzar a pesar de las acciones para impedirlo. (Encyclopædia Britannica)

II.- Las ranas pidiendo un rey.


Del mal el menos.


"Floreciendo Atenas por la igualdad de sus leyes, la libertad descarada turbó la ciudad, y la disolución rompió el antiguo freno. Con esta ocasion, puestas en vandos las parcialidades, el tirano Pisistrato se apoderó del alcázar. Y como los atenienses llorasen su triste servidumbre; no porque el tirano fuese cruel, sino porque toda carga es pesada para los que no están hechos á ella, y hubiesen comenzado á quejarse, Esopo les contó al caso este cuentecillo.

Las ranas, que antes vagueaban libremente por las lagunas, pidieron á grandes voces á Júpiter un rey, que con rigor refrenase sus licenciosas costumbres. Sonrióse el padre de los dioses, y las dió una vigueta pequeña, la cual arrojada de improviso, con el movimiento y ruido que causó en el agua, aterró á la tímida grey. Como esta vigueta se mantuviese por largo rato clavada en el cieno, por fortuna una de ellas sacó poco a poco la cabeza del estanque, y después de haber observado bien al nuevo rey, las llama a todas. Ellas, perdido el miedo; se acercan nadando á porfía, y la chusma desvergonzada brincaba sobre el leño; y después de haberle ensuciado con todo genero de inmundicias, enviaron a pedir a Júpiter otro rey, porque era inhábil el que las había dado. Entonces las envió un culebrón, que con áspero diente comenzó a morderlas. En vano las desdichadas hacen por huir de la muerte: el miedo las embarga la voz. De secreto, pues, encargan á Mercurio, que pida a Júpiter, socorra a las afligidas. Eso no, las dice el dios: pues no quisisteis contentaros con vuestro bien, sufrid el mal que os ha venido: y vosotros tambien, ó ciudadanos, concluyó Esopo, llevad en paciencia este trabajo, no sea que os suceda otro tanto mayor."


III.- Acerca del debate sobre las medidas de reforma al servicio de Justicia y una propuesta básica... cumplan las leyes.


Seguimos proponiendo medidas sin antes analizar en profundidad la esencia del problema... Me refiero en este caso a ciertas iniciativas que circulan tendientes a modificar la forma en que se brinda el servicio de justicia.... ¿reducir las ferias, ampliar horarios? Pareciera obviarse que, a veces existen soluciones mucho más sencillas al alcance de la mano que pueden resultar mucho más eficaces que supuestas modificaciones que no pasan de ser parches coyunturales.


En nuestro país tenemos una larga tradición en la sanción de normas de avanzada en varias áreas del derecho que resultan letra muerta a la luz de la falta real de aplicación de las mismas o de la encases de recursos humanos y materiales para su efectiva implementación. Como ejemplo podría citar desde leyes de ejecución de la pena, de protección de la salud y discapacidad, de derechos sociales, etc. Y eso para no hablar de derechos y garantías consagrados en la Constitución Nacional y en los Pactos que forman parte del plexo constitucional argentino (igual remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección; estabilidad del empleado público; las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, etc.).


Hace poco, un juez recordaba lo dicho en una ocasión por el Dr. Gordillo: "...lo que los jueces deben hacer para cumplir con el servicio de justicia a su cargo es, simplemente, dictar sentencia..." Esto que parece demasiado evidente hasta para tomarse en cuenta es, en gran parte, el meollo del asunto. Se requiere que los jueces fallen en tiempo y forma de acuerdo a las normas de fondo y de forma vigentes. Con esa simple medida uno de los principales aspectos que hace que hoy en día el Poder Judicial y la Justicia en general sean percibidos por la población como la rama republicana del poder con el peor índice de imagen, se estaría dando un paso fundamental.


Porque pocas cosas debilitan más a la Justicia y la percepción de la misma que tiene la sociedad que procesos eternos coronados por sentencias maravillosas (a excepción, obviamente, de procesos eternos coronados por sentencias desastrosas). Es preferible procesos ajustados a los plazos establecidos en las normas, aun con sentencias "desastrosas" como resultado, que, eventualmente, puedan ser enmendadas en instancias posteriores; que larguísimas causas donde la cuestión termina deviniendo abstracta por el paso del tiempo, pero eso sí, con sentencias dignas de ser publicadas en los anales de leyes para no ser leídas por nadie más que por sus propios autores.


Obviamente, si se lograra procesos ajustados a las normas Y sentencias razonables, el resultado sería aun mejor. Pero, ¿qué se puede pretender cuando los mismos magistrados abiertamente hacen saber que les resulta imposible cumplir matemáticamente con su labor, atento a la carga de trabajo existente en las oficinas judiciales a su cargo? (1).


Esto me recuerda una anécdota contada por el juez antes mencionado quien, en una de esas tantas reuniones de Magistrados y Funcionarios tuvo el siguiente diálogo con un colega del mismo departamento judicial a quien le preguntó como le iba con el trabajo de la oficina a su cargo... el colega le contestó:


- Mal, un desastre. Tengo todo atrasado...

- ¡¡Uhhh, che!!, necesitás que te dé una mano con personal en forma transitoria?

- ¡¡¡¡NOOOOO!!!!! ¿Estás loco? Si me pongo al día no van a habilitar nunca más otro juzgado en el Departamento que es lo que pretendo para disminuir la carga de trabajo.



IV.- La "justicia" víctima del esfuerzo inutil (uróboros).


Recordemos, una vez más, los consejos del Hidalgo Don Quijote a su escudero, Sancho Panza, cuando éste debe hacerse cargo de la ínsula de Barataria como gobernador. El sabio le amonesta que "...no hagas muchas pragmáticas (2) y, si las hicieres, procura que sean buenas y, sobre todo, que se guarden y se cumplan; que las pragmáticas que no se guardan lo mismo es que si no lo fuesen; antes van a entender que el príncipe que tuvo discreción y autoridad para hacerlas no tuvo valor para hacer que se guardasen; y las leyes que atemorizan y no se ejecutan, vienen a ser como la viga, rey de las ranas, que al principio las espantó y con el tiempo la despreciaron y se subieron sobre ella..." (las negritas me pertenecen).


Pero la responsabilidad es compartida por otros actores... veámos dijo el ciego...


Por un lado nos encontramos con normas que se sancionan a la luz de eventos determinados sin un análisis profundo de si las mismas responden a las necesidades humanas de la sociedad que se pretende regular y, generalmente, sin la asignación de los recursos humanos y materiales necesarios (cuando no directamente en conflicto con otras normas existentes).

Obviamente dichas normas resultan de difícil, cuando no de imposible implementación para los responsables de brindar el servicio de justicia puesto que más que venidas a solucionar una problemática, terminan complejizando la misma. Se reacciona, entonces desde este sector, ignorando las mismas, dilatando los pronunciamientos y vaciándolas de contenido.


Con este mecanismo no sólo termina dejando de brindarse un servicio de justicia efectivo en relación con estas normas dictadas "apresuradamente", sino en relación a aquellas que hacen a verdaderas necesidades de la sociedad. Y como ya se sabe que "..la falta del dictado de una sentencia de fondo dentro de un plazo razonable, implica una clara denegación de justicia que vulnera el derecho a la tutela judicial efectiva.." el resultado no es otro que un debilitando de la percepción de la población sobre "la justicia".


Si entonces sumamos nuevas normas tendientes a "mejorar" el servicio de justicia dictadas también respondiendo a la misma lógica de las antes mencionadas (sin un análisis profundo de sus consecuencias y posibilidades concretas de implementación), entonces hemos creado las condiciones perfectas, desde afuera y desde adentro, para el fracaso programado de cualquier esfuerzo para brindar un adecuado servicio de justicia. Ello puesto que a los parches coyunturales impulsados desde afuera (reducción de ferias judiciales, ampliación del horario de atención, etc) estamos programados para contestar con nuevas prácticas dilatorias (falta de recursos materiales o humanos, salarios bajos, necesidad de mejora de las condiciones de trabajo, etc.) para anular cualquier posible efecto positivo de los mismos.


Resumiendo: desde la Justicia, debemos encontrar la forma de salir de la trampa circular en que hemos caído de no cumplir adecuadamente con las labores a nuestro cargo, como forma de fortalecer y reforzar nuestros reclamos de mejores condiciones de trabajo, para luego conseguidas dichas mejoras, continuar brindando un servicio de justicia ineficiente, justamente por temor a que se reviertan las mejoras conseguidas o que se dificulte conseguir otras a futuro.


Por otro lado, desde la política, debemos dejar de seguir proponiendo parches coyunturales basados en la imagen y el marketing, sin un análisis profundo de las deficiencias del sistema puesto que, caso contrario, probablemente terminemos encontrándonos en una situación similar a las ranas de la fábula de Esopo, ya que es muy fácil pedir cosas de las que después nos vamos a arrepentir de haberlo hecho al desconocer las consecuencias que las mismas podrían acarrear.


En ambos casos es como una serpiente que se come la cola y que termina devorándose a si misma y resulta en un despliegue de un esfuerzo inútil, ya que el ciclo vuelve a comenzar a pesar de las acciones para impedirlo. Es una obra de teatro en 3 actos: planificación (nula), ejecución (deficiente) y fracaso (asegurado).

 

(1) "...tenemos un número de causas, en particular en el Fuero Penal y el Fuero de Familia que hacen matemáticamente imposible atenderlas con la calidad que merecen..." del Comunicado de fecha 07/11/2017 del Colegio de Magistrados y Funcionarios del Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires.


(2) pragmáticas: ‘decretos’, normalmente prohibiendo lo que se suponía un abuso (I, Prels., 5, n. 3).

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