Drogas: ¿repensar la estrategia?
A mediados de este mes sorprendió la afirmación hecha por el Presidente Trump que amenazaba a Colombia con una descertificación (algo que no ocurría desde Samper); dado el aumento exponencial de los cultivos ilícitos (coca) desde el año 2013 coincidiendo con la apertura oficial de los diálogos de paz con la guerrilla.
La respuesta de Santos no se hizo esperar afirmando que “Colombia es sin lugar a dudas el país que más ha combatido las drogas y más éxitos ha tenido en este frente” haciendo un ‘recorderis’ de lo sucedido desde que la guerra contra las drogas fuera declarada por Nixon a mediados de los 70.
Varios días después, durante la Asamblea General de las Naciones Unidas el mandatario afirmó que “la guerra contra este flagelo está lejos de ser ganada y que es necesario repensar una estrategia para siquiera frenar el consumo de narcóticos en el mundo”; apelando a que el remedio ha sido peor que la enfermedad.
Así entonces, días después el subsecretario de Estado para Asuntos de Narcotráfico Internacional de EE.UU., William Brownfield, (exembajador en Bogotá) lamentó el roce diplomático que se presentó afirmando que Colombia no merece ser descertificada y que era el “aliado más firme de EE.UU. en la región”; una manera tácita de desautorizar las palabras irresponsables de su jefe.
Así se cerró esa novela diplomática que protagonizaron los Jefes de Estado con un cruce de palabras sobre un tema tan sensible…
El país ha sido testigo por muchas décadas de las consecuencias de esa mal llamada guerra contra las drogas de todas las maneras posibles. Desde presenciar el microtráfico en cualquier calle o esquina, ver los gigantescos operativos policiales de decomiso o los sobrevuelos de fumigación con glifosato sobre enormes hectáreas de selva, pasando por sicarios, carros bombas y crueles jefes de mafias en la vida real. Hasta series y películas que hacen apología del delito impostando a todos estos personajes como héroes.
Todas esas cosas que hacen “celebre” el nombre de Colombia alrededor del mundo y que lamentablemente son y siguen siendo epítetos comunes ligando nuestro país al narcotráfico lesionando gravemente su reputación
Todo esto nos hace recordar sin duda el periodo llamado “La Prohibición” en EE.UU. durante los años 20 en donde la ilegalidad del consumo de alcohol generó un sinnúmero de mafias una de las cuales el jefe era el famoso y temible Al Capone.
Este es también un problema de doble moral e hipocresía. En el mismo EE.UU. el estado de California, la producción y consumo de marihuana actualmente está legalizada mientras que en Idaho, Estados Unidos, elaborar o inhalar cocaína está fuertemente penalizada casi al nivel de un crimen grave.
Este es un ejemplo que sustenta el hecho de siempre y cuando haya productores necesariamente habrán consumidores; la responsabilidad es compartida a lado y lado.
Desde que se decidió comenzar con esta guerra contra las drogas ha habido mucho dinero de por medio y una enorme pérdida de vidas humanas. El consumo ya no es un hecho aislado como hace 50 años. Con la ejecución del Plan Colombia durante el gobierno Pastrana la consigna implícita entre consumidor y productor fue: “nosotros ponemos el dinero y ustedes ponen los muertos”.
Cuantas décadas más pasaran hasta que el mundo se dé cuenta de lo evidente: desde hace mucho tiempo la guerra está lejos de ser ganada. Mientras siga esta ilegalidad las mafias son quienes llevaran más réditos y ganancias de este negocio ilícito.
Durante el gobierno de Barack Obama se percibía un atisbo de esperanza en revertir la política contra las drogas y que su gobierno y su gente empezara a participar en el debate mundial que se propone, pero con Trump -una vez más- por ahora solo se ve que EE.UU. en este incómodo y engorroso aspecto de su política exterior ha tomado la decisión de quedarse anclado en el pasado…
Fuente: https://www.kienyke.com/kien-bloguea/drogas-repensar-la-estrategia