Locura: “es hacer la misma cosa una y otra vez esperando resultados diferentes."
El dicho se atribuye erróneamente a Albert Einstein (en realidad el texto, aparentemente, correspondería a la novela de Rita Mae Brown, “Sudden Death” de 1983). Independientemente de quien haya sido su autos, el mismo se puede aplicar perfectamente a la guerra contra las drogas y, de hecho, así parece que sucede. Ello puesto que, ante el crecimiento de la cantidad de hectáreas cultivadas de coca, nuevamente surgen voces defendiendo la utilidad de las prácticas de persecución contra el cultivo, la producción y el consumo de drogas; a exigir de nuevo la erradicación de los cultivos por vía aérea y a mantener una política de “mano dura” contra esta actividad.
Omiten mencionar que dichas política nunca lograron el objetivo propuesto: la erradicación absoluta de los cultivos, la producción, el comercio y el consumo de las drogas ilícitas. Si bien es cierto que la producción de drogas se redujo (menos de 50.000 hectáreas de cultivos de coca) ello fue a costa de una guerra sin cuartel entre los jefes de la droga y el gobierno, miles de personas en la cárcel (se calcula que actualmente existen más de 23.000 presos colombianos por crímenes no violentos como la posesión o el consumo de drogas ilícitas), millones de desplazados, y tierras gravemente afectadas por la continua fumigación con glifosato (recomiendo ver el documental Guerras Ajenas, realizado por HBO en Colombia al respecto).
Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, en un estudio sobre disponibilidad de drogas se concluye que “en general ha aumentado la disponibilidad de drogas” y, agrego, disminuido su precio. Y todos como consumidores sabemos que cuando el precio disminuye ello quiere decir que aumenta la oferta, y viceversa... la famosa ley de mercado. Ocurre que el "éxito" en la guerra contra las drogas es mensurable desde parámetros de lógica económica más allá de titulares periodísticos que busquen impacto social... y ello significa que cuando el precio aumenta se puede inferir una correlación directa con la oferta. Y ello no ha ocurrido con la política de reducción de la oferta.
O sea, aumento de consumo, disminución de precios, militarización y afectación de derechos y garantías, daño social, incremento de la violencia, corrupción política y de las fuerzas de seguridad, gasto creciente, reemplazo de funciones del Estado por narcotraficantes, para mencionar algunas de las consecuencias de la guerra contra las drogas.... queda preguntarse... ¿hasta cuando seguiremos probando lo mismo una y otra vez, esperando tener resultados diferentes? Saludos a Rita Mae Brown y a Einstein....